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«No quiero ser un dinosaurio de la TV. Prefiero arriesgarme»

El hombre que por siete años estuvo tras los mejores números de Mega, renunció tras aceptar una oferta para irse a Perú a encabezar un canal de pasado farandulero y la manipulación política con Vladimiro Montecinos. Aquí explica sus razones.
3 Mar 2021

‘Vivíamos en Recoleta; en esa época contar con un televisor era un bien escaso; no todas las familias podían tener uno y cuando mi papá llegó con el aparato fue un acontecimiento en la biografía de la familia’, rememora el periodista Patricio Hernández, hasta hace pocos días Director Ejecutivo del holding Megamedia, quien renunció para asumir —en las próximas semanas— como gerente general de Latina TV de Perú.

Las imágenes de este comunicador van y vienen como en la exitosa serie ‘Los 80’, que él ideó e impulsó en Canal 13, donde estuvo por 25 años y alcanzó el cargo de director de procesos creativos y programación.

‘Llegaba a mi casa de mis clases en el Liceo Darío Salas y tiraba el bolsón para ver ‘Los Picapiedras».

Luego dirá: ‘Entonces la TV chilena era incipiente, muy primitiva; en blanco y negro; el máximo esfuerzo de color era una pantalla verde que permitía ver algo más que la escala de grises. La reina de los medios aún era la radio’. Y ajustando sus anteojos, declara entusiasmado: ‘¡Imagínate! De ahí a los tiempos de los algoritmos y las plataformas digitales. Los mayores de 50 años hemos pasado del calco, el roneo, el tipex y la máquina de escribir al algoritmo de Facebook, la transformación de las plataformas, el consumo, los buscadores omnipresentes que te invaden la vida… Siempre les digo a los de mi generación que aún estamos en esto que somos pioneros y sobrevivientes. Seguimos vigentes y produciendo contenido, y lo hemos logrado con una capacidad de adaptación histórica. Ningún millenial, ni un centenial podría decir lo mismo’.

Poco habituado a las entrevistas, en esta conversación Patricio Hernández se muestra crítico, a ratos indignado de la situación que hoy enfrentan los medios de comunicación y de lo que describe como el nocivo efecto de las plataformas digitales en la sociedad.

—En los comienzos de tu carrera estuviste en Teleanálisis, un noticiario que se distribuía clandestinamente en VHS como una alternativa de información periodística que en ese tiempo estaba restringida en la TV oficial. Estuviste en Teleduc, en el canal 5 de Concepción. Cubriste la visita del Papa Juan Pablo II en 1987, el plebiscito de 1988; la elección de Patricio Aylwin en 1989; el atentado a Jaime Guzmán en 1991, entre algunos de los momentos más trascendentales de nuestra historia política, ¿qué visión tienes hoy del país?

—La clase política está en falta; su principal deuda está en todas las leyes que no se dictaron, los artículos que no estudiaron, todas las legislaciones que no supieron redactar y en las graves omisiones que dejaron instaladas… Por eso, todo lo bueno que teníamos como país se ha deteriorado. Son los políticos los responsables de la crisis sistémica que hoy vive el país.

Según este ejecutivo, buena parte de la grave crisis por la que hoy atraviesan los medios de comunicación fue debido a la ‘inoperancia, la ausencia de una legislación inteligente, oportuna y útil. Estamos en una especie de funeral permanente de los medios; absolutamente desprotegidos ante la expansión de los grandes operadores digitales; cada vez que desaparece un diario, una revista, un sitio web se destruye la identidad nacional… Pero los políticos no entienden (dice molesto). Son ignorantes, ni siquiera tienen idea de cómo funciona un algoritmo. No han podido ver cómo los grandes operadores digitales eluden impuestos a través de la publicidad que venden; han pasado por alto el que hoy las redes digitales sean plataformas del delito sin asumir ninguna responsabilidad. El CNTV se dedica a regular a la televisión, pero la pornografía que ven todos los niños a través de internet y las rrss ¿quién las sanciona? ¡Ley pareja! Que cualquier plataforma digital o red social cuente con un director responsable que sea chileno, con domicilio conocido, que responda ante los tribunales nacionales por todas las mentiras que transmiten, los contenidos que roban de otros medios, que tributen en el país y respondan ante un consejo nacional de medios multiplataformas de Chile (que tampoco existe) cada vez que emiten falsedades y que la gente pueda ejercer su derecho a réplica. Pero son fantasmas y ante ellos los medios chilenos competimos en total desigualdad de condiciones. Los legisladores, la inteligencia legislativa de este país tiene la obligación de reaccionar.

—Pero no lo han hecho, ¿por qué?

—No entienden lo que está pasando. Lo han demostrado en muchos campos…

Y como si interrogara a los legisladores, expresa:

—¿Vamos a dejar que las redes se transformen en la plataforma de la mentira, el engaño, el delito, el deterioro de la infancia, la destrucción valórica de la sociedad y seguir haciendo oídos sordos? El rol del legislador es mejorar el estándar. Además, pongámonos de acuerdo en que Twitter o Facebook no son plataformas neutras; cuando un algoritmo privilegia ciertos contenidos más que otros, está definiendo una línea editorial y afecta el estado de nuestra democracia.

Y explica:

— A través de esas plataformas los chilenos se relacionan con gente que piensa igual a ellos; sus cerebros son estimulados con todo aquello que coincide con sus puntos de vista, prejuicios y valores. Eso genera una atomización y polarización de la sociedad, y de esta forma lentamente todos hemos ido perdiendo libertad; conversan y se aplauden entre ellos y así se les va secando el cerebro. El nuevo colonialismo es digital; imponer una realidad única y global para todos los ciudadanos del mundo.

—Por eso la existencia de los medios tradicionales resulta clave.

—Claro, porque son los únicos que pueden lograr comunidad y sentido de país; es ahí donde la gente se encuentra. En cambio las rrss dividen. El parlamento australiano entendió esto y hoy protege a sus medios locales. Cuando por fin nuestros políticos se den cuenta que una persona en Sillicon Valley manipula un algoritmo que determina el estado mental, sicológico y el nivel de desinformación no sólo de Chile, sino que de países enteros, ya será demasiado tarde.

—Digamos que en Chile tampoco existe una gran diversidad ideológica entre los medios…

— Pero ese no es el problema, sino la existencia de medios nacionales responsables para crear comunidad y sentido de país. Eso es lo importante.

—¿Existe esa vocación? Da la impresión de que los dueños de los medios buscan concentrar poder por encima de cualquier cosa…

—¿Poder? (sonríe con cierta ironía, mirando por encima de sus anteojos). Hoy tener un medio de comunicación es honestamente un cacho.Ya no significa ningún privilegio sino un tremendo problema. El deterioro y venta de publicidad ha bajado dramáticamente y se ha vuelto muy complejo salir adelante.

Con duros ajustes presupuestarios y constantes despidos, hoy la industria opera con aproximadamente un tercio de sus antiguas planillas. Una crisis económica generalizada que se arrastra al menos desde hace cinco años y donde Mega es el único que no cultiva pérdidas en sus estados financieros, aunque el 2020 anotó su año más bajo… Justo cuando la televisión abierta hoy lucha ante las plataformas de streaming, las rrss, los cambios de hábito en la audiencia, la pantalla digital… Y aunque el estallido y la pandemia aumentaron las cifras de encendido en un punto, la mayoría han debido bajar el valor de sus tarifas para retener a los avisadores.

Con todo, la estación controlada por el grupo Bethia se ubicó primero en audiencia en el 2020, sitial que mantiene desde el 2014, cuando Hernández llegó a la estación de Vicuña Mackenna luego de toda una vida profesional en Canal 13, desde los tiempos de Eliodoro Rodríguez pasando por la entrada del grupo Luksic a la propiedad.

Pero este ejecutivo se resiste a hablar de una crisis: ‘Sería torpe afirmarlo, al revés, la TV se encuentra más demandada que nunca debido a los complejos períodos que ha vivido el país (tras el estallido) y la situación sanitaria a nivel global. Es el quiebre de la publicidad tradicional lo que hoy nos tiene golpeados; no se puede competir ante el algoritmo de plataformas que segmentan y acceden a toda tu información, a tus preferencias e intereses, algo de lo que los medios tradicionales no pueden hacer y que ha incidido en que el valor de nuestra publicidad caiga. Lo bueno es que ninguna de las plataformas digitales logra concentrar a millones de personas simultáneamente como lo hace la TV, con un sistema de medición altamente exigente como el people meter. Hoy en ese sentido la TV es más poderosa que nunca’.

Nuevas fronteras

—Es un hecho que sus siete años en Mega fueron exitosos. ¿Por qué renunciaste?

—Cuando me fui de Canal 13 también llevaba muchos años liderando y eso no significa que no vaya a considerar un cambio profesional. Quiero desarrollar mi carrera fuera de estas fronteras; eso me moviliza; es una etapa interesante que quiero vivir.

El periodista partirá a Perú a encabezar el canal Latina TV, para lo cual fue convocado por el grupo Enfoca. ‘En Mega desarrollamos un proyecto que empezó como un canal de TV y terminó en un holding multiplataforma, con Megaplus (en el cable), Etc TV, así como ocho sitios web, cinco radios, una distribuidora internacional de contenidos, una productora de telenovelas enorme, y también exportamos formatos. Y el grupo Enfoca me invitó para repetir el camino hecho por Mega y recrear ese ecosistema’.

—Se sabe que la estación tiene un marcado perfil farandulero.

—La naturaleza de la TV en cada país es distinta; tiene que ver con el público, las bases culturales. Mirar a Perú con ojos de chileno sería lo peor; es como observar la cultura popular desde los ojos de la elite, lo que lleva a la discriminación y el prejuicio. Cuando llegué a Mega todos me dijeron: ¡cómo te fuiste a ese canal tan rasca y farandulero! Ahora es igual. Lo que yo veo es una gran oportunidad.

—Latina tiene también un pasado bastante oscuro, ligado a Vladimiro Montesinos. Además está mencionado en los Panamá Papers. Se cuenta que Javier Urrutia (ex director ejecutivo de La Red y C13), encabezó la estación antes de venir a Chile y se fue arrancando tras ser amenazado…

Sin inmutarse:

—Es como un auto que se ha vendido varias veces: el último dueño no tiene por qué responder al mismo prontuario de los anteriores propietarios. (Afirma sobre el fondo de inversiones Enfoca, que adquirió la estación hace algún tiempo). Es un gran grupo empresarial, con mucho prestigio, serio, equivalente a muchos aquí.

—Claro que en Perú la televisión está muy atada al poder político, mucho más que acá.

—Lo que me consta es que es un medio manejado por un grupo empresarial innovador, que asumieron la propiedad hace no mucho tiempo, valorado por su independencia. Son un grupo atomizado de inversionistas privados, independientes, sin carga política, que invierten en estos fondos y que a su vez adquieren esta empresa la que ahora quieren administrar y darle valor. Y al pertenecer a un grupo de inversionistas (y no a un solo propietario) es garantía de independencia.

—Latina TV ha llegado a estar tercero en audiencia…

—En los últimos años es segundo, el primero es América y hay semanas y meses en que efectivamente ha llegado al tercer lugar. Pero eso no me asusta, al contrario: es una oportunidad para crecer. Me movilizan los proyectos de transformación, no tiene sentido administrar algo que ya está funcionando.

—¿Cuánto pesó en la decisión que se tratara de un país muy conflictuado en lo político? El año pasado llegó a tener cuatro presidentes.

—Ha tenido sus contingencias pero tampoco digamos que Chile es un ejemplo de estabilidad. Soy un hombre de medios, no soy un hombre de política y por tanto (la situación peruana) no fue un tema relevante en mi decisión. Me motiva competir, transformar, empujar la creatividad y activar zonas de mi cerebro que, en estos años de comodidad, estaban menos irrigadas. En Mega cumplí un ciclo importante y la tarea está cumplida. No quiero ser un dinosaurio de la televisión chilena. Prefiero arriesgarme. Me voy profundamente agradecido del equipo de trabajo de Megamedia y de Carlos Heller –presidente de Bethia-, que se atrevió a hacer una locura que para mí duró 7 años. En plena debacle de los medios en el mundo, en vez de caer, se levantó.